La primera impresión de una imagen fotográfica sobre una superficie cerámica fue en Francia, en 1854, realizada por Lafon de Camarsac.
Las primeras pruebas de Lafon, relaccionado al proceso fotográfico aplicado a la cerámica, datan de 1851. Este procedimiento fue comercializado por 1856 para joyería, relojería, y en retratos; lo que reemplazó la "pintura sobre esmalte". Aquí también comenzó el uso funerario de fijar imagen de personas fallecidas "para siempre".

En l868, Lafon, comercializó un sistema de reproducción de retratos sobre porcelana, lo que desarrolló una moda de fotografías cerámicas sobre platos, además de la producción de fotocerámicas para lápidas. Esta última, se convirtió en el más común de los usos de ésta técnica, la fotocerámica funeraria, costumbre que se desarrolla hasta hoy en varios lugares del mundo, incluso en nuestro país.


Hasta aquí se hacía fotocerámica en blanco y negro, pués solo existía el pigmento K. Pero a finales de los años 90 y al principio de 2000 unos científicos italianos y alemanes lograron hacer lo que parecia imposible hasta entonces: reproducir una fotocerámica a todo color, utilizando una cuatricomia (C,M,Y,K) de pigmentos cerámicos que ellos desenvolvieron.


Gracias a estos últimos científicos, hoy podemos incrustar imágenes digitales a full color, de forma permanente, en cualquier objeto de cerámica.